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daniel lebrato obra publicada 1987-2007

varia

Historias para no volver

:  Daniel Lebrato  :

[Historias

 para no Volver]

 

-Manual de escaqueadores-

 

*

 

«No hagas nada sin el médico de cabecera

ni salgas a la calle sin tu parte de baja.

Y ponte a pensar:

Hay una falta para cada justificación

y una justificación para cada falta.»

 

-de Mandamientos del Ausente-

 anónimo, siglo xvi

 

 

 

 

*

«no me lo creo:

¡que te gusten las clases

más que el recreo...!»

-de las Sevillanas de María Luisa Cuello-

anónimo, siglo xx

Plan de Prevención de Accidentes Laborales para Profesores de Instituto

-Primera Fase: Plan de Diario-

 

1. Sin llegar puniblemente tarde a clase ‑eso no: que pudiera haber algún gerifalte apostado en los pasillos y pondríamos la paguita en peligro‑, hay que entrar en el aula con los alumnos ya sentados y puestos a callar por el profesor de guardia... se ganapierden siete minutos.

2. Por reorganizar la clase y sentar a los alumnos por órdenes distintos e imprevisibles: un día alfabético, otro por estaturas, otro más por comportamiento o notas de clase... se pierdeganan tres minutos, me llevo diez.

  • 3. Por pasar lista incluso cuando el grupo es reducido y me los conozco a todos de sobra... dos minutos, me llevo doce.
  • 4. Por mandar a alguno a por tiza o, si hay tiza, a por algo que me dejé olvidado en la taquilla... tres minutos, y ya llevo un cuarto de hora.
  • 5. Por subir o bajar las persianas y apagar o encender la luz hasta lograr una visión sin brillos de la pizarra... un minuto, o dos si las persianas tienen alguna balda estropeada.
  • 6. Por comentar lo mal que está el material... medio minuto, un minuto entero si criticamos la obra del "dichoso arquitecto".
  • 7. Por darles a los muchachos tiempo a que saquen libro y deberes... medio minuto.
  • 8. Por expulsar al que no me ha traído el libro o los deberes hechos... un minuto cada uno. En el caso improbable de que a ninguno falte nada, aún podemos ganaperder ese minuto elogiando "qué bien marcha este año el grupo".
  • 9. Entre unas y otras, llevo veinte minutos en clase, casi treinta desde que tocó el timbre. Dando por sabido que a menos cinco el alumnado empezará a agitarse en su banca y a querer guardar sus cosas, me quedan veinte minutos. Estos veinte minutos de tiempo real los puedo distribuir de la siguiente manera:
  • 10.a. Días de avance de materia: siete minutos de explicación, siete de ejercicios y otros siete de autocorrección en la pizarra.

10.b. Días de práctica: diez minutos de ejercicios y otros diez de corrección cruzada: cada alumno corrige lo que ha hecho su compañero.

C Calculando un reparto equitativo entre horas teóricas y prácticas, de una semana de 18 horas lectivas me sale poco más de una hora lo que se dice impartiendo, avanzando materia. Esa materia se supone preparada siquiera por experiencia de años anteriores. Si aún así se me hace cuesta arriba y noto que me fatigo en exceso debo pasar a la Segunda Fase de la Primera Fase F

 

 

Plan de Prevención de Accidentes Laborales para Profesores de Instituto:

Segunda Fase de la Primera Fase

-Plan Semanal-

 

  • 1. Me pongo de "baja leve por enfermedad"... tres días, lo que quiere decir que cada cuatro semanas ¡hago puente!... me llevo tres días, quince horas al mes.
  • 2. Horas de guardia que me turno con otros también de guardia... hora y media a la semana, seis al mes.
  • 3. Horas que me piden para exámenes otros profesores... dos al mes.
  • 4. Horas tutoriales que cedo a regañadientes al camarada orientador o similar... dos al mes.
  • 5. Horas extraescolares que se me van los alumnos... una al mes.
  • 6. Veces que salgo de clase por llamadas de teléfono o "un momento, que ahora vengo"... una hora al mes.
  • 7. Plus de tiempo perdido por cada primera o última hora del día... a la semana 15 minutos, otra hora al mes.
  • 8. Veces que rectifico el parte de guardia y donde me han apuntado ‘falta’ por una clase que no he dado, enmiendo y raspaduro: ‘llegué tarde’... tres al mes y tiro porque me toca.
  • 9. Veces que llevo al niño o similar al médico... una hora al mes.

C Total de horas ganaperdidas por este procedimiento: 36 al mes, ocho a la semana. Si esta rebaja no fuera suficiente y notamos agotamiento, anemia o ansiedad podemos pasar a la Segunda Fase F

 

 

Plan de Prevención de Accidentes Laborales para Profesores de Instituto:

Segunda Fase:

 -De Activo a Inactivo-

 

þ En esta parte se recomiendan las bajas de larga duración renovables. Contra la opinión más común, este tipo de baja crea empleo, da trabajo a sustitutos y no repercute en la preparación de los alumnos. Las mejores bajas de larga duración son las del tipo profesional.

  • 1. Muy buenas son las alergias profesionales diagnosticadas como graves, por ejemplo al polvo de tiza, serrín de cuando llueve, lacas de pelo, caucho de botines, fibra de borradores o polen de pizarra.
  • 2. Con tal de que sea contagioso, pille lo que sea: le dan la baja sin rechistar. Si son piojos, échele la culpa a sus hijos, que los niños ya se sabe.
  • 3. No pasan nunca de moda las bajas que tienen que ver con el uso de la voz, afonías en cualesquiera de sus manifestaciones: congénita, crónica, de temporada, secas o húmedas según vengan asociadas a procesos más o menos mucorreicos.
  • 4. En días previos debe uno carraspear en abundancia y alternar el carraspeo de garganta con alguna tos más marcada, en especial al pasar cerca de algún jerarca. Acompaña mucho la estética del klínex: ojos llorosos, moquillo, bufanda y preguntar "¿no tenéis frío?", de modo que cuando al fin faltemos a clase se diga: -Si ya ayer estaba fatal...
  • 5. Otras bajas recomendables son las de tipo psiquiátrico asociadas a la práctica docente: ya por defecto, ya por exceso. Llamamos por defecto a procesos depresivos, en especial la aulafobia (rechazo a los alumnos) y claustrofobia (pánico a los compañeros profesores). Como síntomas: el saludo huidizo, el gesto adusto y la mirada perdida.
  • 6. En el otro extremo, el de la euforia, son profesores psicoides aquellos que van como quien dice cantando a clase, trinos alegres por esos pasillos que aparentan un optimismo injustificado. Vale empezar hablando solo, saludar en tonos excesivos, nunca sentarse en la camilla ni usar el sillón de profesor y estar siempre moviéndose como alma que lleva el diablo.
  • 7. Sin pasarse, algunos traumatismos dan también comodísimas bajas: parálisis menores y recuperables de brazo o mano hábil (diestra o zurda según los casos), operaciones de menisco oportunas, escayolas o similares que impidan total o parcialmente la movilidad.
  • 8. A la última están los trastornos de columna, ya en su rama ascendente cervical o ya en la otra descendente lumbar. Unas vértebras sin operar justifican su par de bajas al año (otoño y primavera) y todo el mundo nos despedirá de urgencia del instituto sabiendo que vamos "en un grito" y a acostarnos enseguida.
  • 9. Si opta por la operación, pille si puede una buena complicación postquirúrgica y podrá tirarse en la cama medio curso y el otro medio, a base de su poquito de natación, otro poquito de gimnasia, algo de pesas y bicicleta, en fin: de oro. Ensayo de lo que ha de venir.
  • 10. Las enfermedades cardíacas tienen su punto. Un noventa por cien de profesores infartados logra antes o después irse a su casa. Hay que dosificar bien el infarto y no pasarse (véase capítulo de viudedades).
  • 11. Seguro que una nariz, una oreja, algo en su físico es imperdonable. Alegue estragos psíquicos y hágase la estética con cargo al presupuesto. Eso sí: nunca en verano, que el sol es malo para las cicatrices.
  • 12. No desdeñe tampoco, si es mujer, sacarle partido a sus fechas: la oportuna preñez, los duelos menstruales.
  • 13. Con paciencia, cualquier patología de las descritas anteriormente andando el tiempo se hace crónica y más tarde irreversible. Déjese llevar. Añada nicotina en los pulmones, alcohol en el hígado, azúcar en sangre, colesterol en venas, soplo en corazón: garantizan bajas que pueden llegar a definitivas. No se deje abatir por la torva mirada de la mala conciencia. Por las mañanas es bueno escuchar en ayunas la canción de Martirio Estoy mala,[2] y no desanimarse: estás malo, tío. Tía: estás pa acostarte.

 

 

C Si ha llegado hasta aquí y sigue dando clase,

¡feliz cumpleaños!:

ya queda menos para llegar al encuentro de la

F Tercera Fase: Ex Profesores de Instituto, donde se enseña con casos famosos

 

Cómo sacarle brillo a la paguita

 y

Cómo las mejores clases son las pasivas

 

 

 

 

 

 


Ganaperder y pierdeganar, verbos regulares, siguen los modelos de sus conjugaciones respectivas.

«Estoy mala, / mala, mala, mala de acostarme, / no tengo el cuerpo pa ná.»

ensayo sobre la vanidad

 

D       a        n        i        e        l         L        e        b        r        a        t        o

 

- ensayo sobre la vanidad -

 

QUE EMPIEZA EN NADA Y QUE TAMPOCO ACABA

 

Nueva Versión del

Refrán y cuento de La Lechera

Con motivo de unas llamadas

nunca hechas en horario conveniente

a su hijo Juan, que andaba por Ibiza pasando su verano

y trabajabando.

 

*

 

Y no me deja libre hueso alguno

(Miguel Hernández)

 

Que en la lección y estudio nos mejora.

(Francisco de Quevedo)

 

 

 

 

                        I.

Te escribo, pues, mi Juan. Querido hijo:

puedes creer que estoy dos o tres días

queriéndote llamar y no te llamo.

Un día y otro día, siempre hay alguien

o hay algo, hay algún plan, y no hay manera.

Una vez el teatro, luego vino

tu hermano de Alemania, te imaginas,

y en general la agenda, que a esa hora

social de los teléfonos se sale

de amigos y paseos y cruzcampos.

Y como nuestro hablar no es nada urgente,

que es hablar por hablar, cosas de novios,

sin prisas, un día y otro va pasando,

me dan las doce y pico y no te llamo.

 

 

                        II.

No llamo. Pues entonces un mensaje

al móvil. Pero empiezo, y tantas letras

son muchas para el cuerpo. Con mis dedos

torponchos y miopes, una hora

o más que tardaré tecla por tecla.

Y como somos profes, y de lengua,

los signos ortográficos fatigan

si los ponemos y, si no, es peor:

son faltas. Los mensajes, a tu edad,

son lo normal, que andáis en saldo cero,

mientras que en los mayores, que pagamos

por banco a fin de mes, ya no es lo mismo.

Mensajes, los precisos y, por último,

para mensajes largos, una carta.

 

 

                        III.

Carta de las que empiezan por querido

hijo, dos puntos, tal y cual y cuentan

con todos sus avíos, paso a paso,

cómo va todo, hasta la fecha y firma.

Carta de las de sobre y ve al estanco

y compra el sello. ¿Habrá cosa más rancia

que un sello? Sí: un buzón, buzón de esos

de amarillo chillón de gran bolardo,

menhir o pene que el Estado tiene

por todas partes. Necesitas uno,

y ya no ves ninguno. Así es la carta

de hace siglos con sus supersticiones:

la cruz al empezar, rezar, que llegue,

virgencita, ¿se te ha olvidado el código?

 

 

                        IV.

Si no se te olvidó ponerle el código

postal y no viene devuelta amable-

mente por el servicio de correos,

si no se pierde, claro, es que la carta

está ya en su destino. Alguien la coge

de su buzón, la salva como a un príncipe

del naufragio que son cartas del banco,

facturas de agua, luz o similar,

acuses sospechosos de recibo

certificado, multas, pesadillas

de hacienda o tráfico, municipales.

En medio, en fin, de la hojarasca y entre

falsas ofertas, necias propagandas,

ahí, manuscrita, está la carta humana.

 

                        V.

No merecen las cartas la escalera,

menos el ascensor, nunca un pasillo,

cuchillo carnicero ni de sierra,

¡qué horror! En todo caso, un arma blanca,

noble Opinel, navaja de Albacete,

a falta de abrecartas o estilete.

Si el sobre es de abre fácil, que lo sea

realmente, no a bocados ni a cachitos,

que luego, date cuenta, has de guardarla

del caos de tu despacho o papelera.

Si bebes, ponte un vino, tu cerveza,

café, infusión, tu whisky o tu cubata.

Si fumas, es la hora de un cigarro.

De córpore impecable, abre la carta.

 

 

                        VI.

La carta humana, flor de los currículos,

que, por el mismo precio, ya la escribe

uno pensando en la posteridad:

el día que una tesis utilice

de archivo o fuente tu correspondencia,

cartas que habrán perdido, por la fama

de alguna de las partes, su carácter

privado, serán públicas, notorias

piezas maestras de una vida o bío-

grafía que al final acabe en libro

de texto, premio Nóbel o museo.

Y pues hay que cuidar lo que uno escribe,

que todo es vanidad si no es herencia,

te mando este soneto o lo que sea.

 

                        VII.

Soneto o aprendiz o lo que sea,

catorce endecasílabos. No importa

si unos con otros riman por estrofas,

cuartetos y tercetos, o son blancos.

Importa mucho más que, con la métrica,

cumplamos con la ética y la estética.

De siempre nos enseñan que las cosas

consisten en un fondo y una forma,

sin que uno falte y la otra nos parezca

un puro juego sin sentido y hueco.

Que tengan alma, tengan vida y tenga-

mos algo que decir y con razones

que a ser posible y por partida triple

enseñen y diviertan y emocionen.